Este libro, a pesar de que no vaya a convertirse en uno de mis favoritos, me ha gustado bastante. Me habían advertido de que no esperara mucho de él y creo que esa ha sido la principal causa de que me haya sorprendido.En este libro se nos narra la historia de Victoria, una chica que sufre anorexia y que acaba de volver a ser ingresada en una clínica para personas con problemas nutricionales porque el mundo cree que ha intentado suicidarse en los baños de un sucio local; y de Kenji, el chico que la encontró tirada y desangrándose en los baños y que ha su vez sufre por algo del pasado que lo impulsa a auto lesionarse.

Igualmente, creo que la enfermedad de Victoria está muy bien llevada. En la mayoría de las historias la enfermedad que sufre el protagonista desaparece a la primera, cosa que no sucede en la realidad; y eso es una cosa que en esta historia no sucede. Victoria quiere recuperarse, pero a la vez siente que la forma en la que intentan ayudarla solo empeora lo que la pasa; por lo que podemos ver como en verdad es el verdadero transcurso de una enfermedad tan dura como es la anorexia.
En definitiva, es un libro del que no esperes que la historia de amor sea perfecta, pero la historia en general es buena y engancha.
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