No estoy muy segura de como clasificar mis sentimientos con respecto a este libro. Al comenzarlo, esperas que la historia sea tan intrépida y emocionante como fue en el libro anterior, pero te encuentras con que es bastante más pausada de lo normal. Según avanzas, la historia mejora, pero sigue sin tener esa chispa a la que estábamos tan acostumbrados. Pero llegas al final, ese final de infarto, y te quedas con cara de idiota. Se puede ver como la autora intenta que la historia siga una evolución pausada que, aunque al principio nos parezca un desperdicio de páginas, da mucho más sentido a toda esa intriga que se nos echa encima en esta entrega (si queréis leer las reseñas del primero y el segundo, pinchad aquí y aquí respectivamente).
La historia de amor de Dimitri y Rose avanza por el buen comino por fin. Después de ver como en las entregas anteriores su relación era un continuo tira y afloja de personalidades, esta vez podremos ver como sus sentimientos se asientan y toman forma. Ya no se esconderán, no permitirán que las opiniones de los demás y su propio sentido de la justicia y el valor pongan en riesgo lo que sienten. El problema es que muchas dudas y misterios saldrán a la luz en esta novela, y todo esto pondría significar el final de todo lo que, hasta ese momento, habían conseguido Rose y Dimitri.
Como ya he dicho en otras ocasiones, Lissa no es un personaje de mi devoción. Me parece una insensible que solo se preocupa por si misma y que pasa de lo que el resto quiere. Y en esta entrega me lo ha demostrado. Cuando llegamos al final, algo sucederá que hará que Lissa se comporte como una niña malcriada que pone sus emociones e intereses por encima, y esto hace que todavía me caiga peor.
La historia es más relajada de lo que estamos acostumbrados, pero creo que solo por ese final de infarto, ya merece la pena. Cada día me gusta más esta saga.
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